De repente siento como mis piernas se convierten en 2 estalagmitas a pesar de los vaqueros. Mi cara se cae a pedazos, no puedo mover los labios, pero sobre todo donde más se nota estas temperaturas es en mi cabeza.
La ausencia de pelo hace que sienta como si me hubieran echado un cubo de agua fría por ella.
Ayer decidí cortarme el pelo, porque ya tenía unas greñas que os podéis imaginar, sin pensar en las consecuencias que traería. Y cuando salí esta mañana creía morirme.
Gracias a Dios, que llevaba un gorrito de lana, que me quedará mejor o peor pero que será mi inseparable compañero durante una larga temporada.
Es cierto que era esperable este tiempo, demasiado nos ha durado el tiempo agradable y aceptable, pero así tan de golpe.
También es verdad que para los esquiadores, entre los que me incluyo, viene bien pero nos habíamos acostumbrado a unas temperaturas suaves y es que los dos bajo cero de esta mañana...
En fin, llego el momento de ir embutios como una morcilla. Con más capas que una cebolla. Desde la damart termolactyl, pasando por jerseys, bufanda, guantes, abrigos, plumas, mi inseparable gorro, y calzoncillos largos de felpa porque no tengo pero se agradecerían, por más antilujuriosos que sean.
Y también se remediaran algo estos fríos con calor de pecho ajeno, que se agradecen estos días tan gélidos.
Nos quedaremos en casa esperando las nevadas tan relajantes.
JUAN
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