jueves, 20 de noviembre de 2008

IAN, MAN IN BLACK

Por fin vino a Madrid el reciente soltero misterioso, IAN. Un alemán no tan rubio como mi niño pero igualmente simpático y agradable.
Un hombre del que habíamos oído hablar maravillas tanto físicamente como personalmente pero nos faltaba lo más importante que es comprobarlas in situ.


Es atractivo, con cuerpo atlético de hacer ejercicio, simpático, con sonrisa llamativa y cautivadora, caballeroso, con don de gentes, educado... solamente un problema para los que habitamos por estos lares y no somos multilingües, solamente habla alemán e inglés.
Aun así su inglés es comprensible para los que tengan un nivel de usuario baste decir que yo lo entendía y mira que mi inglés pechinero es pueblerino total.
Un hombre que hasta hace poco solo usaba un color para vestir y era el negro y que ahora se atreve con otros colores, eso sí, colores muy alemanes y muy invernales, marrones, azules oscuros... nada pastelón.


En su visita fuimos a cenar a un gallego un día y otro a un asturiano y quedó gratamente sorprendido por las costumbres culinarias que hay en esas zonas, la queimada, la sidra escanciada, el marisco, los embutidos ibéricos... al igual que también se asombró de la poca gente que habla inglés en España y es que claro Spain is different.
También salimos de copas y se le puede llevar a cualquier sitio, se adapta perfectamente. Creo que podría a cualquiera de las fiestas y saraos del sur que tanto nos gustan.
No paraba de mirar y fotografiar todos los edificios que pueblan el centro de Madrid, que por cierto son preciosos, pero es por la deformación profesional que todos llevamos dentro.

Un hombre que actualmente tiene la luz verde encendida como si fuera un taxi indicando que está libre, en definitiva otro más que está en el mercado como unas cuantas de las que forman nuestro querido litoral y que todo sea dicho de paso son apañadissssssimas.
Candidatas hay muchas pero como candidata principal está LA PEROLES, a ver si se conocen de una vez.
Toda una mina por descubrir como lo son las maravillosas niñas del litoral.
En definitiva, parece ser que quedó encantado con su visita a Madrid y esperemos que no sea la ultima.

UN BESO, JUAN

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